miércoles, febrero 21, 2007

Hyper Island o la escuela sin profesores


Quiero aprovechar este post para contaros algo que me ha impactado por el enfoque que tiene.
Es la aplicación de mentes totalmente abiertas, capaces de enfrentarse a la corriente tradicional educativa y plantear nuevos cauces por los que lograr objetivos superiores.

Es decir, los mismos planteamiento del pensamiento lateral, o marketing lateral, aplicados a la enseñanza, y personalmente , tengo que reconocer que el concepto me ha encantado, lo cual no es de extrañar, pues ya sabéis de mi convencimiento de este tipo de planteamientos con perspectivas diferentes y que abogo y trato de convencer a todos nuestros clientes y colaboradores, que dejen de hacer lo mismo que se ha hecho siempre y lo mismo que hace todo el mundo para atreverse a hacer cosas diferentes que les lleven a escalones superiores y les permitan diferenciarse para siempre del resto del mercado que casi siempre supone aportar un valor diferencial.


Siempre me llaman la atención las instituciones que rompen la tradición y las reglas... de las instituciones. Imaginen un hospital atendido y gestionado por sus propios enfermos, o una iglesia sin curas... Bueno, ahora tenemos una escuela sin profesores.

Leyendo el boletín SemiotX que edita el Open Semiotics Resource Center de Paul Bouissac me enteré de la existencia de esta post-institución educativa dedicada al aprendizaje del diseño que se encuentra en Karlskrona (Suecia). Bastante en sintonía con Hyperwerk (Basilea), la innovadora escuela de diseño post-industrial con la cual tengo la suerte de colaborar, Hyper Island presenta algunos rasgos distintivos que la diferencian de la experiencia suiza.

Hyper Island es una escuela que comenzó sus actividades en 1995, cuando Jonathan Briggs, David Ericson y Lars Lundh se encontraron durante la producción de un CD-ROM. Los tres coincidieron en la necesidad de crear un ámbito de formación en sintonía con la economía post-industrial que entonces se estaba difundiendo en clave digital. El primer programa de dos años comenzó en Hyper Island en 1996 con 30 estudiantes.

El modelo pedagógico de la institución inmediatamente llamó la atención de revistas especializadas (Creative Review, New Media Age), webs como art&design y del gobierno Británico. En el año 2000 Hyper Island fue elegida "the best digital media institution" de Suecia. Actualmente cuenta con dos programas de formación, Hyper Island Digital Media (90 semanas) y Hyper Island Management (80 semanas) con un total de 200 estudiantes.

No es fácil ser estudiante de Hyper Island: los alumnos no son seleccionados a partir de sus notas sino que se evalúa una carta personal donde ellos explican sus motivaciones. Además, cada año la escuela propone una actividad que los aspirantes deben resolver y enviar junto a su solicitud (por ejemplo contar la propia historia utilizando dos medios diferentes). Los elegidos pasan a un "test day" donde son sometidos a pruebas de creatividad y "problem-solving" grupal. Los nuevos estudiantes son elegidos por los estudiantes viejos, los empleados de la escuela y profesionales externos; ninguno es seleccionado por su "nota promedio" o por lo que saben hacer.

<span class=hyperisland" align="left" hspace="7" vspace="2"> Pero pasemos al día a día de la escuela. En Hyper Island no hay profesores y los empleados que circulan por el edificio se encargan de recordar a los alumnos que ellos no tienen nada para enseñar. Los recién llegados no entienden nada al comienzo, pero poco a poco van entrando en sintonía. Una de las primeras actividades consiste en solicitar a "los nuevos" que se presenten al resto de los estudiantes.

En Hyper Island no se enseña a usar el software (según ellos es un conocimiento con fecha de caducidad), cada alumno lo aprende por sus propios medios. La institución en ningún momento dirá que está bien o mal. Tampoco hay libros para leer ni exámenes. En Hyper Island los estudiantes aprenden a diseñar/hacer de la misma manera que un niño aprende a andar en bicleta: ensayo y error ("crash course"). Los estudiantes tienen acceso a los edificios de la escuela durante las 24 horas del día. Siempre están trabajando, intercambiando ideas o pidiendo consejos a otros estudiantes.

<span class=hyperisland" align="left" hspace="7" vspace="2"> Los alumnos trabajan en proyectos grupales totalmente vinculados a realidades laborales y depende exclusivamente de ellos hasta dónde lleguen en su desarrollo. Cada proyecto es abordado desde diferentes perspectivas (design, project management, liderazgo, branding, marketing, programación, etc.). A medida que pasan las semanas los proyectos se suman y deben ser llevados adelante en paralelo; algunos fracasan y mueren por el camino, otros siguen adelante y se completan. Si un proyecto fracasa esto no implica el fracaso del alumno: reflexionar sobre el fracaso es parte del proceso de aprendizaje. Esta febril actividad se complementa con discusiones abiertas y algunas "lectures" a cargo de profesionales.

Para terminar, podemos decir que las compañías colaboran estrechamente con Hyper Island. Los alumnos realizan prácticas en empresas durante el primer año (no al final, como indica la tradición universitaria europea) y las eligen cuidadosamente en función de sus proyectos e intereses.

¿Es Hyper Island la Fantasy Island? Seguramente no. Todas las instituciones, incluso las más anti-institucionales, tienen sus bemoles. Sin embargo, al escuchar la descripción de la filosofía de Hyper Island se nos abren ventanas mentales, vislumbramos posibles aplicaciones en nuestras realidades (tan institucionales ellas...) e imaginamos escenarios innovadores. Sería ridículo pensar en trasladar automáticamente el "modelo Hyper Island" a otras latitudes educativas, pero seguramente podemos aprender mucho de ellos.

Si bien el sistema universitario español está en fase de transición, no creo que el llamado "proceso de Bologna" elimine totalmente las taras y anquilosamientos de una institución-dinosaurio (por suerte la UVic es una institución joven y pequeña, lo cual nos brinda un margen de maniobra superior al de las grandes unidades educativas). Sin embargo, esa transición abre la posibilidad de crear nuevos espacios académicos, pequeñas "islands" donde los alumnos no sólo piensen en "aprobar asignaturas" y los profesores en "cómo hacer más divertidas las clases". El análisis de experiencias educativas como la de Hyper Island -o Hyperwerk- nos puede ayudar a abrir la discusión sobre qué enseñar y cómo hacerlo.



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